jueves

Alguien está hot!

Verano, época ideal y desfavorable para las solteras.

¿Ideal? Por supuesto! Tenemos todo el tiempo del mundo para recuperar la silueta perdida en el invierno, broncearnos, depilarnos tranquilas. ¿Desfavorables? Por como viene la mano, nadie aprovechará nuestros cuerpos bronceados y suaves.

¿Ideal? 45 grados a la sombra. Tiradas en una reposera en la cocina con el ventilador entre las piernas, con un jugo de higo para paliar la sed, transpirando como sapos, pegajosas, malolientes. ¡Quién quiere así una persona al lado! ¿Desfavorable?... ¿Alguien piensa levantar a un chico así?

23.30, con el sacador y el aire acondicionado simultáneamente. Te va a venir 300 pesos en la boleta de luz, pero nada importa con tal de estar radiante. Arreglás la base que te va demacrando el rostro y el rímel que se corre producto del 90 por ciento de humedad. Mirás la planchita y te entra un pánico terrible. Desafiás todos los pronósticos que indican que en el boliche va a hacer 50 grados y salís de tu casa con un lacio Pantene.

3.30, boliche lleno. Ya a esta altura sos algo parecido a un cocker o un caniche toy… Nadie se te acerca –obvio- por miedo a quedar enmarañado en ese batido de pelos, transpiración e invisibles que intentan solucionar el problema.

3.56 optás por el rodete que deja al descubierto la pintura corrida que dibuja extrañezas en tu cara. Tenés bigotes de transpiración que disimulás pasándote la mano cada dos segundos. El pantalón ajustado que te pusiste cedió por el agua que cae de tus piernas y ahora parece que tenés puesta una bombacha de gaucho.

4.10 te bajaste diez pininas y ya tenés un pedo importante.

4.23 viene un amigo que hace mil años que no veías. Te besa, te abraza, te pasa toda su axila transpirada y asediada por un olor a ajo que te marea. Mientras te habla, te escupe transpiración.

5.13 decidís irte del boliche, asfixiada, a punto de sufrir un golpe de calor. No importa, mañana será un día de sol, te pondrás tu bikini, agarrarás el toallón y la pasarás bomba en la playa o en alguna pileta, procurando siempre dejar la menor cantidad de partes blancas con la esperanza de poder estrenar con alguien ese conjuntito fucsia que tenés fondeado en el último cajón del ropero…